La semana pasada, una amiga me compartió una anécdota con su perrita Husky llamada Nala:
“Estábamos yendo hacia el parque porque Nala es muy activa y necesitaba jugar con otros perritos, apenas tiene 6 meses y estoy dejando que socialice lo más que pueda.
Pero desgraciadamente, cada vez que quería saludar a un perro, los otros dueños jalaban a sus perros para que no se saludaran.
Entre más insistentes se ponían los perros, más tensa ponían la correa.
Me sentí muy mal porque Nala no pudo saludar a nadie, ella no ha mostrado ser un perro con conductas agresivas y las interacciones que ha tenido con otros de su especie siempre han sido amistosas y tranquilas.”
La preocupación de mi amiga es que Nala no pueda socializar por conductas evasivas de otros humanos con sus perros.
Esta anécdota me hizo reflexionar.
¿Porqué no nos gusta que otros perros se acerquen?
¿Cuáles comportamientos de otros cachorros detonan esa desconfianza?
¿Cómo afecta este distanciamiento en nuestros perros?
Déjame decirte que no es un tema de razas, tamaños o personalidades: Es miedo.
Exploremos cuales son las raíces de ese sentimiento:
Mitos arraigados
La mayoría de nosotros hemos escuchado historias espantosas de perros que “de la nada” atacaron a otros o que ciertas razas son muy agresivas y no pueden convivir.
La mayoría de esta información es compartida por personas que lo escucharon como leyenda urbana sin un fundamento que compruebe que realmente pasó o que existen estudios científicos que comprobaron las cualidades de la raza.
Pongamos un ejemplo claro con nosotros, los humanos:
Muchos de nosotros hemos escuchado sobre los signos zodiacales, para quien no las conozca, los signos te asignan una lista de características de la personalidad que te definen por tu fecha de nacimiento.
Los sagitarios son muy aventureros, los escorpiones muy apasionados, los géminis son traicioneros, etc.
Pero ¿realmente esa lista te define a ti como persona? No lo creo, no hay dos personas iguales en el mundo, tú eres único porque estás conformado por experiencias, perspectivas, creencias, valores, entorno y muchas cosas más.
Es muy probable que sí, las personas bajo un mismo signo tengan características similares, pero no por esa razón, damos por sentado que todos los de ese signo tienen la misma personalidad.
Con este ejemplo, te quiero demostrar que es un caso muy similar con un perro, es muy fácil hacer comentarios como: “Los perros pitbull son perros agresivos, los husky son imponentes y los schnauzer son altaneros” .
Igual que con los signos zodiacales, las razas pueden compartir características, pero cada perro es único, está formado de muchas variables que forman una personalidad que lo hace diferente de otro, aún siendo el otro de la misma raza, edad y género.
Lenguaje Canino
El ser humano cuenta con varias herramientas para comunicarse, la mayoría de nuestras ideas y emociones son expresados con palabras, junto con nuestro lenguaje corporal que en algunas ocasiones expresa más que lo que decimos.
Adicional, en el mundo, existen personas que se expresan con sus manos, a través de las artes y la música.
Hay un amplio repertorio de maneras de expresar lo que sentimos, vivimos, creemos o pensamos.
Somos muy afortunados.
Tomando esto en cuenta, te has puesto a pensar: ¿Cuántas maneras tiene mi perro para expresarse?
Las respuestas son bastante limitadas: movimientos del cuerpo (incluyendo la cola) y ladridos.
Y déjame decirte que explotan esas herramientas al 100%, las posturas que realiza el perro para invitar a jugar a su amigo son bastante amplias: agacha la mitad del cuerpo, le da mordidas pequeñas en las orejas, brinca a su alrededor, huele los genitales y hocico de su amigo, ladra fuerte para que lo voltee a ver, etc.
Es maravilloso ver a un perro expresándose con su cuerpo, cuando conoces de lenguaje canino, te das cuenta de que no necesitan hablar, que todo está en sus movimientos.
Pero que pasa cuando no conoces de lenguaje canino, piensas que los perros se expresan igual que los humanos.
Aquí es cuando se distorsiona la intención del perro por un humano que no entiende lo que quiere “decir”, nos hemos encontrado con personas que creen que olfatear los genitales del otro es un rito sexual, cuando la realidad es la forma más eficaz de conocerse.
Los movimientos de los perros suelen crearnos cierta tensión porque son lo contrario a los movimientos humanos, nosotros buscamos cierta distancia para que otro se nos acerque o hable, mientras los perros entre más cerca, mejor.
La manera de jugar de los humanos, en el caso de los niños, tiene que ser tranquila y pacífica, si no algún niño saldrá lastimado, mientras que los perros se divierten arrastrándose, mordiéndose, aventándose, chocando, etc.
No me parece raro que un humano se asuste cuando un perro desconocido corre hacia su cachorro y empiece a brincar y echarse para llamar la atención, para el humano todas estas señales son signos de alerta para salir corriendo de ahí.
Pero recuerda que una señal que para ti es una amenaza para ellos puede significar una invitación a jugar.
Consecuencias de nuestros actos
Dentro de nuestro entorno, hay muchas personas que tienen diferentes perspectivas de los perros, algunas no han tenido experiencias agradables con ellos y otras les ha ido fenomenal con cada perruno que se les ha atravesado.
No existen buenos ni malos dueños.
Lo que si existe es la falta de interés de conocer más a los perros en general.
Es más fácil etiquetar a los perros en razas para elegir con quien juega mi perro a investigar que es lo que me trata de decir cada perro que se me cruza.
Cada vez que tiras de la correa para que tu perro no salude a otro, frustras una interacción valiosa para él, no permites que socialice, conozca, descubra, juegue, divierta.
Y esta frustración a largo plazo es terrible, vuelve a los perros huraños, son tantas veces que no ha podido convivir con otro ser de su especie que ya es una situación irritable.
Cuando un perro no se acerca a otros perros por jaloneos y gritos de su humano, lo empieza a asociar como una situación de amenaza, es decir, piensa “mi humano no deja que me acerque porque es peligroso” y ahora es tu perro el que lanza ladridos de advertencia a los demás cada vez que se acercan.
No por eso, vamos a regañar a los dueños que jalan a sus perros para que no saluden a los demás, no es el plan ir juzgando a los demás por algo que no conocen.
Las acciones pequeñas son las que realmente hacen el cambio: cuando veas a un perro grande y “rudo” que quiera saludar a tu perro, no lo etiquetes en razas, no huyas, deja que interactúe con tu perro, quédate tranquilo y deja que se conozcan sin prisas.
Seguramente el perro rudo te demostrará que tiene un gran corazón y que lo único que desea es hacer amigos.
Recuerda que lo último que necesita el mundo son etiquetas.
Un abrazo para ti y tu perruno.
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